“El empoderamiento de la mujer a través del aula”
“La forma más común de renunciar al poder es pensar que no lo tenemos”
Alice Walker
La educación en igualdad es la asignatura pendiente año tras año de la sociedad actual, donde los malos resultados se repiten fomentados por los medios de comunicación, el tipo de literatura, las series, canciones y películas que consumen de manera habitual, sin darse cuenta, nuestros y nuestras jóvenes contribuyendo a mantener con las mínimas variaciones estereotipos, roles género y sexismo que colocan a la mujer en un papel de sumisión y desigualdad respecto a los hombres, alimentando los mitos del amor romántico que tienen como consecuencia el aumento de cifras de abuso y violencia de género entre adolescentes.
El término empoderamiento se utilizó por primera vez en la conferencia de Pekín en 1995 para referirse al aumento de la participación de las mujeres en la toma de decisiones y acceso al poder, poco a poco ha ido ampliando sus acepciones insistiendo en la recuperación de la dignidad de las mujeres. En un sentido más amplio podríamos definirlo como la concienciación de las mujeres como colectivo y el poder que ellas mismas poseen para intervenir y modificar su propia realidad.
La coeducación, es decir la educación por encima de roles y estereotipos, debe contribuir a ese empoderamiento, pero es cierto que es compleja y supone un enfrentamiento diario a los modelos que la sociedad nos ofrece unido en muchas ocasiones a la falta de formación del profesorado en materia de igualdad.
Los docentes debemos ser conscientes de que la educación nos ofrece la mejor herramienta que podemos utilizar durante muchos años (toda la etapa de infantil, primaria y secundaria, más, en muchos casos, estudios posobligatorios) para cambiar realidades, mejorar a las personas y formar ciudadanos y ciudadanas más igualitarios contribuyendo a crear una sociedad más justa y no limitarnos a actuaciones puntuales sin conexión con el resto de actividades del centro como la celebración de efemérides el día 25 de Noviembre o el 8 de Marzo en muchos casos descontextualizadas y sin continuidad.
Para hacer real la educación en igualdad y el empoderamiento de la mujer debemos planificar un trabajo a largo plazo en los centros educativos, actualizar y visibilizar los planes de igualdad e implementarlos en los proyectos educativos para que pasen a ser proyectos coeducativos.
Con el alumnado es necesario visibilizar la desigualdad, sensibilizarlos, crear en ellos la necesidad de cambiar su entorno, enseñarlos a mirar con las “gafas violetas” ayudándoles a identificar el micromachismo, el sexismo, la violencia en todos sus manifestaciones, así como las estructuras que la sustentan.
Por otra parte se hace indispensable mostrar a las niñas y a las jóvenes modelos de mujer en los que poder buscar referentes alejados de los estereotipos que las rodean, mujeres en la historia, en la ciencia, en la política, esas que han sido invisibilizadas en los libros, pero que forman parte de nuestra cultura, así como mostrar referentes actuales con las que se puedan identificar y les ayuden a no repetir ni permitir situaciones de discriminación por cuestión de género.
De la misma manera la transversalidad debe estar presente, entendida como la inclusión de la perspectiva de género en la elaboración, desarrollo y seguimiento de todas las actuaciones que se lleven a cabo en la comunidad educativa.
Es evidente el reto que los docentes tenemos pero si estamos educando personas no podemos permanecer impasibles a la realidad, a la desigualdad, al aumento de violencia de género entre adolescentes. Cabe la posibilidad de que esos porcentajes, esos números, puedan ser nombres que hoy se sientan en nuestras aulas.
Sonia Moncalvillo Coracho
Profesora de CC.SS y coordinadora del Plan de Igualdad del IES Zoco
