El voluntariado se puede entender como una expresión concreta de la participación ciudadana formada por el conjunto de actividades de carácter solidario
La participación ciudadana en los asuntos públicos constituye un pilar fundamental en las democracias avanzadas, ya que permite la existencia de un dialogo constante entre las organizaciones de la sociedad civil y los responsables políticos y esto contribuye a que la ciudadanía forme parte del proceso de creación y desarrollo de políticas públicas.
La participación ciudadana es un derecho, que la ciudadanía puede ejercer de forma directa o bien a través de entidades de participación ciudadana de las que forme parte, por ejemplo a través del voluntariado.
Según Joaquín García Roca en su libro Solidaridad y Voluntariado (Sal Terrae, 1994) el voluntariado incorpora, entre otros, el aspecto político de la ciudadanía, entendido como el derecho de las personas a participar en los asuntos que les afectan; y se desarrolla en entornos y sociedades donde la participación supone una revalorización del asociacionismo y las decisiones colectivas.
Los principios que inspiran la acción voluntaria son la solidaridad, voluntariedad, libertad y gratuidad. El voluntariado podemos decir, es la expresión practica del compromiso y la participación ciudadana. El compromiso es la actitud y la participación es su dimensión practica: lo que hacemos.
Por todo esto, el voluntariado se puede entender como una expresión concreta de la participación ciudadana formada por el conjunto de actividades de carácter solidario, desarrolladas por personas en torno a un proyecto colectivo sin ánimo de lucro. Participación libre y no vinculada a relación laboral, funcionarial o mercantil, o a una obligación personal o deber jurídico. El voluntariado actúa con vocación de servicio comunitario. La importancia del voluntariado radica en su ámbito de actuación, que es "cercano" al problema, porque el voluntario esta donde es necesaria su colaboración, pero el ámbito espacial para el desarrollo de su trabajo no entiende de fronteras.
En septiembre de 2015, en la Cumbre Mundial de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible, los líderes mundiales aprobaron la Agenda 2030, que incluye un conjunto de 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), para poner fin a la pobreza, luchar contra las desigualdades y la injusticia y abordar el cambio climático.
La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible reconoce de forma explícita el papel fundamental de los grupos de voluntarios como actores para alcanzar los diecisiete ODS que recoge en su texto, por varias razones:
Refuerzan el compromiso, protegen la inclusión social y afianzan la solidaridad.
Su acción, el voluntariado, es un vehículo para lograr el desarrollo sostenible.
Están conformados por una gran diversidad de personas comprometidas, en todas las etapas, en todos los momentos y en todos los niveles.
Muchos de los ODS recogidos en la Agenda 2030 apelan a actitudes a largo plazo y cambios en el comportamiento (por ejemplo, en nuestra forma de consumir). Los voluntarios inspiran y facilitan el cambio de mentalidad necesarios para lograr esas transformaciones al generar conciencia y defenderlas.
Olga Rico Verdejo
Jefa del Departamento de Consumo y
Participación Ciudadana de la Diputación de Córdoba.