‘Los hombres no lloran’, ‘los hombres tienen que ser fuertes’, ‘los hombres son unos machotes y no pueden expresar sus sentimientos’. Esta concepción de la masculinidad que se ha ido construyendo culturalmente a lo largo de los años está cambiando, por suerte, y muestra grandes avances si lo comparamos con las últimas décadas. Nuestros padres o hermanos no conciben la masculinidad de la misma manera ya que las nuevas ideas de lo que es ‘ser hombre’ han roto muchos de los estereotipos y constructos sociales que se habían instaurado y que constituyen esa idea tradicional de la masculinidad que ya está obsoleta, o debería estarlo cada vez más. Los estereotipos que dicen que un niño no puede llorar o que una niña no puede jugar al fútbol deberían desaparecer para construir una sociedad con personas más libres y en igualdad.